"No era de esas aburridas almas gemelas que tocaban falsas campanas de felicidad al llegar y ninguna para marcharse, por su porte arrogante y decidido, más bien se diría que era una detestable oveja negra que alguien había perdido durante siglos y ella había tenido el coraje y amor suficiente de marcar cada camino de regreso para que la encontraran. De modo que alguien que viene con el ímpetu arrollador de los desencuentros y la sed de las generaciones olvidadas, debe atesorar en su corazón un amor extraordinario, un amor capaz de hacer temblar los cimientos de lo imposible.”
Gladys M Acevedo,
2019