El gran
festín de la vida comenzó desde el día en que naciste, por qué sujetar los
amores con suspiros, por qué no beber las copas que te place y cantar hasta el
amanecer mirando a la luna, por qué no desechar a los malos amigos y
reemplazarlos por soledad, cantos de pájaros y caminatas sobre hojas secas cada
mañana, por qué no decir lo que realmente pensamos una y otra vez hasta que a
alguien le duela el oído. No olvides que de cada festín al cual renuncias la
vida se te acorta en suspiros.
Fragmento de Rosa La Bella No Fue al Cielo. Novela
de Gladys Mercedes Acevedo
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