FRAGMENTO- Rosa la Bella no fue al cielo

"A lo lejos sonó un retumbar de chamamé que salía de todas partes y de la nada a la vez, era imposible que la música saliera de la laguna Yvera, aunque entre el espeso juncal había un tembladeral de locos que lo hacía posible. El juez de Paz y el comisario se miraron contrariados porque a punto estuvieron de dar su engañoso discurso y nunca la música les sonó más inoportuna en esa colonia olvidada hasta por las anguéras. Entonces, fue la recién llegada del cielo, aún envuelta en sus inmaculadas sábanas blancas, la que habló y lo hizo con una autoridad que no era de este mundo: 'Lo que no saben los políticos es que el arte tiene eco propio'."

Fragmento de la novela Rosa la Bella no fue al cielo. Gladys Mercedes Acevedo. Todos los derechos reservados

El sueño

Un día alguien soñó con un mundo poblado de risas de niños y otro con abrazos de enemigos y otro con muchas horas compartidas entre amigos sin pensar en el tiempo y otro con bellos atardeceres a la orilla de los ríos. Pero un día alguien soñó a todos esos sueños juntos y armó tal revuelo yendo de puerta en puerta contando la novedad que al pueblo no les quedó más remedio que escucharlo. Aunque, algunos se le burlaron, aun así, se habló de ese sueño por mucho tiempo en todo el pueblo y luego por otros puntos más lejanos hasta que los hombres se olvidaron que se trataba de un sueño y todo el mundo lo repitió como algo verdadero. Entonces no hubo una sola noche que nadie no soñara con un mundo mejor. 

Colección Cien cuentos para el Pombero, Gladys M Acevedo. Todos los derechos reservados

Cien cuentos para el Pombero

"Es raro que el hombre disfrute de nuestro mundo. Nosotros los pobres póras que se nos ha encomendado la misión de cuidar de este mundo de olvidos y olvidados, a veces solo nos limitamos a observar impotentes como el hombre destruye el mundo que lo rodea."

Colección Cien cuentos para el Pombero, Gladys M Acevedo. Todos los derechos reservados

Memoria de la sincronicidad. Cien cuentos para el Pombero

No puedo negarlo. Vine al mundo con la memoria de tu existencia. Y no te busqué en absoluto, porque consideraba que era absurdo y hasta de locos eso de andar buscando ausencias. Aunque, siempre me daba curiosidad saber cómo eras en realidad, pero también me limitaba la certeza de la distancia. Sin embargo, era perturbador y hasta absurdo saber que estabas allí en algún punto conviviendo y hasta amando las mismas cosas que me gustaban. Nunca salí a buscarte, porque es de locos buscar ausencias. Pero, sí. Mi memoria no se había equivocado. Fue raro verte allí. Estabas parada en un tiempo exacto en que debía encontrarte.

Colección Cien cuentos para el pombero. Gladys Mercedes Acevedo. 

Todos los derechos reservados a la autora