25 de noviembre de 2018

La bondad


Y existen en el mundo. Yo me he cruzado con ellos. Son muy pocos y no son duendes, ni bestias, son simplemente hombres de carne y hueso, simples mortales y en eso radica su grandeza. Son personas que en su esencia desbordan generosidad y no dudan ni por un instante en compartir con extraños el caudal de la magia del mundo que los rodea. Están en las montañas, en palacios o en casas de barro. Son incapaces de cortar un yuyo o una rama sin ningún motivo justificado y nunca pasan por al lado de un animal herido sin ayudarlos. A veces te sorprenden regalándote castillos, plantaciones de olivares o simplemente el caudal de su tiempo. Los hay, sí los hay. Aquellos seres de bondad diseminados por el mundo. Yo te aseguro que he tenido la fortuna de encontrarlos.

Cien Cuentos Para El Pombero. Gladys Mercedes Acevedo. Todos los derechos reservados

10 de noviembre de 2018

La Cortesana


Es así como te pierdes en el umbral de los libros, buscando aquí y allá mundos perdidos donde almas menos viles han de compadecerse de tus labios rojos y tus pecados. De tu arrojo irreverente ante la vida, el de ir bordeando la muerte y de vez en cuando la vida. Sí, la vida, esa que te enseñaron desde niña a degustarla entre cantos de gallos y fragor de medianoche. Sé que te sientes cómoda allí, en el vientre blando que te acuna y donde puedes liberar todos tus infiernos y empezar una nueva historia. Te duermes acariciando las hojas y las plumas dulces que te van redimiendo a medida que escribes mientras el crepúsculo avanza. Y te quedas dormida apenas, mientras allá afuera de nuevo empieza la vida. Te quedas dormida apenas soñando que no existirá otra noche.
Colección Cien cuentos para el pombero. Gladys Mercedes Acevedo. Todos los derechos reservados a la autora

2 de noviembre de 2018

La resignación

La resignación no es un camino ancho y lineal algunos tienen escaleras sin peldaños y otros pueden tener suelos resbaladizos o con grietas profundas y sin final. Por allí se suelen extraviar muchos hombres, cobardes por lo general, los que no quieren levantar la voz, los que fingen no ver las injusticias. Así van resignando hijos, historias e incluso amor, pero aún chapalean con cierta esperanza engañadora. Hasta que un buen día resignan sus sueños y descubren que allí se terminan los caminos. No es raro que de tanto resignar también deban hacerlo con sus vidas y ahí les sobreviene la muerte. Bueno, uno de las tantas en ese largo camino de resignaciones.

Cien Cuentos Para el Pombero.
Gladys Mercedes Acevedo. Todos los derechos reservados.

Rosa la bella

"Tu final no es el mío. Tu adiós no me ha sepultado nunca. He atrapado tus sonrisas en todas las jaulas de mi memoria. Ni las histor...