27 de septiembre de 2018

La aldea-Cien cuentos para el Pombero


Ahora me asfixia la aldea. Observo y me duele las mordeduras de las serpientes trepándose con ruidos ostentosos aquí y allá, haciendo verdadero alarde de la muerte y de los cielos. Como si la muerte fuera para alguien una victoria. Como si matar la historia no fuera ajusticiar la propia memoria. Esa que alguna vez perteneciera a un padre o a algún abuelo. Pero dicen que las serpientes vienen a este mundo sin memoria y que esquivan todo dolor. La desolación de los días yermos y oscuros se aproximan. Solo sobrevivirán las serpientes, esas que escalan los cielos de su tierra. Con el tiempo tendrán su victoria y beberán desesperadas de su propio veneno. Pero eso es lo que menos importa, porque las serpientes vienen al mundo sin memoria.


Cien Cuentos Para El Pombero. Autora Gladys Mercedes Acevedo

22 de septiembre de 2018

Libertad

Tengo alas y no sé bien qué hacer con ellas. Me asusta la inmensidad y el abismo que se abre ante mis ojos. Me debato entre ese cielo inmenso que dimensiona mis ganas y el viento que palpa mis miedos. Y sin embargo, tengo alas. ¿Quién me ha comparado con sus ángeles? ¿Quién me ha puesto este tembladeral de libertad en mi espalda?

Ya me llaman los abismos del mundo, me estremecen sus ecos en las paredes de mi alma. Me despido de la tierra con nostalgia porque a pesar del miedo tengo alas. 

Gladys M Acevedo

13 de septiembre de 2018


Una tarde, un grupo de voluntarios trajeron a lomo de caballo al cura, a ese que tanto se había negado a bendecir la iglesia que ahora llamaban La capilla del diablo. Al verlo llegar, el gringo Tomasella con su arreador en el hombro, logró a duras penas controlar su cuerpo, pero nunca sus malos pensamientos respecto a ese cura que había osado despreciar a su iglesia. Así, con la rabia a cuestas se limitó junto a su amada nieta a controlar los pormenores de la ceremonia inaugural. Por un instante, la pequeña miró los ojos profundos y las cejas de Mefistófeles enojado de uno de los personajes que adornaba el escalofriante retablo y ya no tuvo dudas. Su abuelo se había retratado en el Capo Giúdicce, en el Ser Supremo que anotaba los pecados del mundo...
Gladys M Acevedo

Rosa la bella

"Tu final no es el mío. Tu adiós no me ha sepultado nunca. He atrapado tus sonrisas en todas las jaulas de mi memoria. Ni las histor...