Ahora me asfixia la aldea. Observo y me duele las mordeduras de las serpientes
trepándose con ruidos ostentosos aquí y allá, haciendo verdadero alarde de la
muerte y de los cielos. Como si la muerte fuera para alguien una victoria. Como
si matar la historia no fuera ajusticiar la propia memoria. Esa que alguna vez
perteneciera a un padre o a algún abuelo. Pero dicen que las serpientes vienen
a este mundo sin memoria y que esquivan todo dolor. La desolación de los días
yermos y oscuros se aproximan. Solo sobrevivirán las serpientes, esas que
escalan los cielos de su tierra. Con el tiempo tendrán su victoria y beberán
desesperadas de su propio veneno. Pero eso es lo que menos importa, porque las
serpientes vienen al mundo sin memoria.
Cien Cuentos Para El Pombero. Autora Gladys Mercedes Acevedo
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