Tengo alas y no sé bien qué hacer con ellas. Me asusta la inmensidad y el abismo que se abre ante mis ojos. Me debato entre ese cielo inmenso que dimensiona mis ganas y el viento que palpa mis miedos. Y sin embargo, tengo alas. ¿Quién me ha comparado con sus ángeles? ¿Quién me ha puesto este tembladeral de libertad en mi espalda?
Ya me llaman los abismos del mundo, me estremecen sus ecos en las paredes de mi alma. Me despido de la tierra con nostalgia porque a pesar del miedo tengo alas.
Gladys M Acevedo
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