19 de abril de 2019
13 de abril de 2019
Fragmento-Rosa la Bella no fue al cielo
El
carro y su pobre cortejo de monos carayás exhaló un suspiro a cansancio
ancestral y se desvió hacia la casa del padre Antonio Montalbán, que salió de
inmediato a acompañarlos. Mientras marchaban rumbo al antiguo cementerio el
cura escuchó al pastor proclamar por auto parlantes: "Es imposible que
Dios se haga cargo de las vergüenzas de este mundo, para eso está el infierno,
pero si quieren salvar sus almas pecaminosas salgan de sus ranchos, de los
montes y vengan hasta la iglesia del Señor que aún están a tiempo, porque el
fin del mundo se aproxima.
Fragmento de Rosa la Bella no fue al cielo. Autora Gladys M. Acevedo. Derechos reservados (2019)
2 de abril de 2019
Fragmento-Rosa la Bella no fue al cielo
Es
cierto. A nadie parece importarle la muerte de un pobre y así sucedió con el
baqueano Benito Arguello aquella mañana remota cuando la balsa trajo al pueblo,
no solo al circo de Melquiades, sino a una partida de evangélicos entusiastas
que traían a la colonia olvidada las proclamas del apocalipsis y los entuertos
del fin de mundo. El féretro arrastrado por un carro de ejes ruidosos pasó por
su lado sin pena ni gloria por las polvorientas calles de la Colonia Carlos
Pellegrini. Ni siquiera el predicador tan atento al
salvamento de las almas descarriadas reparó en que el carro solo iba escoltado
por un perro flaco y algunos que otros monos carayás que se habían encariñado
con el muerto. Para ese entonces el pueblo ya había perdido todo entusiasmo por
la novedad de la joven mujer que bajó del cielo como Dios la trajo al mundo.
Solo el viejo Itá, mudo testigo de los desacuerdos de ese mundo olvidado,
seguía prendado de su belleza.
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