Muchas de ellas se consolaron con el tape Roldán, que
descuidó para siempre las nalgas del angelito para zozobrar en el amor. El
hombre tenía tantas mujeres a su disposición que pensaba seriamente en prescindir
para siempre de ellas, pero al minuto siguiente una sonrisa, una mirada, un
desliz de una uña pintada de rojo sobre sus muslos raquíticos lo devolvía al
reducto de los pecados.
De mi nuevo libro colección de cuentos completos, Gladys M Acevedo (2019)
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