"No era
raro que comenzara a extrañarte a la hora de la tarde, cuando el pueblo
regresaba de sus trabajos y se acomodaban debajo de los naranjos para matear y
observar la agonía del sol en la laguna. A esa hora todas las nostalgias
olvidadas parecían cobrar vida en medio de torbellinos púrpuras y naranjas que
se entremezclaban con el canto de algún pájaro nocturno."
Rosa la Bella no fue al Cielo. Novela de Gladys Mercedes Acevedo.
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